martes, 14 de diciembre de 2010

joaquin sabina: una vida hecha cancion.

(para ver los enlaces pinchar en la cancion con boton derecho y abrir enlace a una ventana nueva)

Joaquín Sabina vive en la calle melancolía, allí donde hábita el olvido y si quieres puedes encontrarlo por el bulevar de los sueños rotos. El cantautor ya ha descorchado la viudita de Cliquot y a sus cuarenta y diez ha firmado un pacto entre caballeros y ha

llegado a ser el capitán de su calle y todavía le sigue cantando una canción para la magdalena.

Sabina nos ha contado el blues de lo que pasa en su escalera además de retratarnos el día a día de cualquier ciudad, pongamos que habla de Madrid. Nos ha cantado la canción de los buenos borrachos con whisky sin soda, con seis tequilas e incluso con zumo de Neón y nos ha relatado sus 19 días y 500 noches y sus noches de boda, sus aves de paso y sus amores eternos.


Mientras escuchamos el viejo blues de la soledad bailamos el rocanroll de los idiotas esperando que alguien cante el rap del optimista. Nos hemos podido sentar a la orilla de la chimenea o a la sombra de un león mientras nos seguimos preguntando ¿Quién me ha robado el mes de abril?.

El mismo ha dedicido contarnos más de cien mentiras, algunas de ellas mentiras piadosas, pero también nos ha cantado la canción más hermosa del mundo y nos ha enseñado un retrato de familia con perrito. Nos ha contado como pájaros de Portugal escapaban con los peces de ciudad de un eclipse de mar y a pesar que el parte meteorológico ha anunciado que llueve sobre mojado el continua en pie de guerra y se sigue bajando en Atocha.


Los nacidos para perder, que no conocemos otra princesa que aquella que se llama Soledad, y que no decimos con excesiva frecuencia esta boca es mía hemos aprendido a disfrutar con los besos con sal, a conformarnos con los besos en la frente y a sorprendernos con los besos de Judas. Muchas veces hemos pensado así estoy yo sin ti por esa persona más guapa que cualquiera, aunque al fin y al cabo y con lo que eso duele, amor se llama el juego.


Gracias a el hemos conocido la historia de la banda del Kung-fú, y hemos soñado con tener la vida del pirata cojo, hemos empatizado con la pobre Cristina(Onassis) y con Juana la loca(el abuelo de Sabina). Además le ha cantado a su primo el Nano nacido en el mediterráneo, a un Ángel que era un ángel menos dos alas y a conductores suicidas que pasaban frío.


Con el hemos regresado por el túnel a nuestra república feliz, hemos vuelto a lomos de un caballo de cartón a la época cuando era(mos) más joven(es) donde lo único que hacíamos era jugar por jugar y nos dieron las diez, tan jóvenes y tan viejos pisando cristales de bohemia en la torre de babel.


Y ahora que esperamos con la frente marchita cuando aprieta el frío las rebajas de enero, no tomamos pastillas para no soñar y sin embargo quédate a dormir si amanece por fin o pisa el acelerador y si no pues peor para el sol, que nosotros seguiremos pasándolo bien con los cuento que el cuenta o viendo una de romanos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario